Hubo un tiempo, no ha mucho, en el que en Bogotá había pantanos, se asistía a charlas y en los colegios había matones. Hoy, en tiempos más iluminados en los que la forma tranquiliza aunque el fondo aterre, tenemos “humedales”, “conversatorios” y “bullies”.
Más de Julián López de Mesa Samudio El desafío de tres profesoras del Vichada
8 Mayo - 11:00 pm Matizar siglos de estigmatización, rechazo y aislamiento no es fácil; proponerle a la juventud —a la juventud de los pueblos tradicionalmente marginados— otra alternativa a las culturas globalizadas parece ser una quimera en nuestros días. Sin embargo, por algo se comienza, y tres bizarras profesoras del Vichada ya lo están haciendo.
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incapaces de afrontar problemas. La incapacidad de cuestionarse a sí mismos y a su entorno, esa desesperante docilidad casi ovejuna con la que aceptan todo, matizada por una extrema sensibilidad que sospecha de toda intención ajena, se debe a la sobreprotección que desafortunadamente les ha tocado padecer desde que iniciaron sus procesos escolares.
En vez de sobredimensionar y exagerar los conflictos entre niños, los colegios deberían quizás preparar a sus pequeños para poder soportar el matoneo que recibirán durante el resto de su vida, cuando salgan del colegio, por parte de los estamentos más sacrosantos de la sociedad: el Estado, los bancos, expresidentes y demás políticos, escoltas, funcionarios públicos, empresas prestadoras de servicios, multinacionales, aseguradoras y demás.
Por: Julián López de Mesa Samudio
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