Introducción
Como siempre, es un placer compartir con
ustedes temas que son muy necesarios para el devenir de la sociedad. Nuestras
familias necesitan acciones concretas y respuestas a las problemáticas que
enfrentan. Los programas de Esperanza para la Familia han sido diseñados
pensando en las grandes necesidades que afectan al núcleo familiar actualmente.
El mundo en el que
vivimos, con tanta violencia y desesperanza, requiere que cada uno de los
miembros de la familia tomemos acciones concretas y definitivas. Si una familia
sustenta adecuadamente los principios y valores que a lo largo de la historia
de la humanidad han prosperado, esa familia puede ser un gran ejemplo para
muchas otras.
El tema que nos ocupa
hoy es sumamente delicado; me refiero a los problemas de mala conducta en los
hijos. Si nosotros, los padres, no centramos nuestra mente en el hecho de que nuestros
hijos requieren corrección, vamos a tener muchos conflictos al enfrentar los
reclamos de la autoridad o de cualquier persona que nos haga una observación
sobre ellos.
Es decir, debemos
considerar que siempre hay cosas perfectibles en la educación de nuestros
hijos, en su carácter y en su conducta.
Para introducirlo
en este tema quiero mencionar que una persona que conozco de hace mucho tiempo,
llamó por teléfono a un servidor. Es una mujer que se notaba muy angustiada y
casi llorando me dijo: “Estoy desesperada, mi hijo nos tiene amenazadas a mí
y a sus hermanas dentro de la casa. No podemos salir al patio, a riesgo de que
suframos una consecuencia.” Su hijo tiene 13 años y portaba una especie de
bat con el que las amenazaba.
De acuerdo a las
estadísticas que hemos investigado, nos damos cuenta que este tipo de conductas
se han ido incrementando de manera impresionante. La mala conducta de los hijos
es un mal que se acrecienta más y más, parecería que no hay freno a esto y que
vamos a tener que acostumbrarnos.
La violencia juvenil en la actualidad
Los acontecimientos recientes en nuestro
país y en el mundo entero nos dan a entender algo: este mundo está lleno de
violencia. Ya no es como lo concebíamos hace algunas décadas, un mundo en el
que podíamos transitar tranquilamente en la calle aún a altas horas de la
noche. Actualmente, tenemos que tomar todas las precauciones necesarias cuando vamos
a salir de noche. La inseguridad y la violencia se han incrementando, sobre
todo en las grandes ciudades.
Uno de los grandes
detonantes de la violencia que vivimos actualmente está generado por las malas
conductas en los hijos, malas conductas que en la etapa incipiente no se
consideraron importantes y, en consecuencia, fueron creciendo de tal manera que
fue imposible frenarlas.
La palabra conducta
significa manera con que los hombres gobiernan su vida y dirigen sus
acciones. Esto significa que cuando una persona tiene mala conducta, la
forma en que dirige su vida es mala y, de hecho, toda su vida está gobernada
por la maldad. Si una persona desde pequeña tiene tendencias a golpear y
maltratar a los demás y esa conducta no se corrige, va a traer como
consecuencia un caos sobre su vida y sobre la vida de quienes le rodean.
Para poder entender la magnitud de
la problemática quisiera citarle unos hechos de violencia juvenil en los
Estados Unidos. Las estadísticas que le voy a mencionar son de una publicación
llamada Best Practices in Child Violence Prevention, es decir, las
mejores prácticas en la prevención de la violencia en el niño.
- El homicidio por arma de fuego es la segunda causa principal de muerte en los jóvenes estadounidenses de entre 15 y 19 años. Entre los de raza afroamericana de la misma edad, es la principal causa de muerte.
- Entre los niños de 10 a 14 años de edad era la tercera causa principal de muerte, según una estadística de hace 10 años.
- En 1997, 1700 jóvenes menores de 18 años participaron en 1400 asesinatos. Cada año desde 1988 murieron más del 80% de las víctimas de homicidio por arma de fuego, cometido por jóvenes de entre 15 y 19 años de edad. Para 1997 ese número se había incrementado a 85%.
- En el año 2000 el 4.9% de los estudiantes que participaron en una encuesta sobre el comportamiento de riesgo, o sea uno de cada 20, dijo haber portado un arma una vez durante los últimos 30 días.
Estas estadísticas
nos muestran que se ha incrementado de una manera notable el homicidio por arma
de fuego entre los jóvenes.
¿A qué se debe la mala conducta de nuestros hijos?
Una psiquiatra, María Aurelia Ramírez
Castillo, menciona lo siguiente en sus apuntes de psicología: “En una
muestra de 200 alumnos de ambos sexos y de edades entre 5 y 18 años, se
controlaron unas variables de comportamiento y se relacionaron con una variable
muy importante: el estilo de educación que los padres les habían dado.”
Los resultados
mostraron que las prácticas de crianza que utilizan los padres se relacionan íntimamente
con la conducta de sus hijos. El afecto negativo, los problemas de atención y los
problemas externos que afectan la conducta del menor, dentro del estilo de
crianza de los padres, son factores que influyen en un grado alto para que los
problemas de conducta se generen en el menor.
“El control
autoritario predice ansiedad y depresión, o ansiedad o depresión; produce
conducta delictiva y problemas internos”, dice la autora.
Una investigación
del Sistema de Salud de la
Universidad de Virginia en los Estados Unidos, dice así: “Se
considera que las condiciones que contribuyen al desarrollo de un trastorno de
conducta son multifactoriales.” Es decir, cuando una persona tiene mala
conducta no podemos achacarlo solamente al estilo autoritario del padre, sino
que hay muchos otros factores que influyen para que una persona tenga mala
conducta.
“Niños y jóvenes
que tienen problemas de conducta parecen tener afectado el lóbulo frontal del
cerebro, lo cual interfiere en su capacidad para planificar, evitar los riesgos
y aprender de sus experiencias negativas”, continua diciendo el estudio.
El lóbulo frontal
del cerebro es el área en la que se genera la razón y el juicio. Muchos jóvenes
tienen una carencia en esta área y es por eso que les es difícil aprender de sus experiencias
negativas y les es más complicado entender los riesgos. Por eso, muchos de
ellos tienen conductas peligrosas.
Esta investigación
también dice que “los niños y adolescentes de carácter difícil tienen mayor
probabilidad de desarrollar trastornos de comportamiento. Además, los niños y
adolescentes que provienen de hogares disfuncionales o desorganizados tienen
mayor probabilidad de desarrollar trastornos de conducta.”
Cuando en un hogar
no hay organización, no se provee lo necesario, ni hay orden, se pueden
desarrollar de manera más importante los trastornos de la conducta. Se comprobó
que los problemas sociales y el rechazo por parte de los compañeros también contribuyen
a la delincuencia.
Dentro de esos
aspectos multifactoriales hay una relación muy estrecha entre el bajo nivel
socioeconómico y los trastornos de la conducta. No queremos decir que sea lo
único, pero la investigación muestra que la mala conducta también es a causa de
esto.
Cómo detectar la mala conducta en las etapas tempranas
La mala conducta se va generando desde
etapas tempranas. Mientras que muchos niños pelean ocasionalmente, la agresión
física frecuente o severa puede significar que el niño tiene serios problemas
emocionales o de comportamiento que requieren la valoración de un especialista
de la conducta.
Yo no puedo decir
que por una sola vez que mi hijo tuvo un mal comportamiento, tiene problemas de
conducta. El factor que debemos considerar es qué tan recurrente es; si es
frecuente y constante, entonces requerirá la intervención de personal adecuado
y ayuda profesional.
Muchos niños
comienzan a morder agresivamente desde los dos o tres años y esa acción puede
significar muchas cosas. Los niños tienen necesidades y eventualmente el morder
no implica una mala conducta, puede ser que esté probando su poder para llamar
la atención o puede estar mostrando que hay un cierto grado de infelicidad.
También puede ser que esté ansioso o celoso, o puede manifestarse como
resultado de una disciplina severa o por haber estado expuesto a la violencia
física.
Note usted cuántas variables inciden
para poder determinar si hay o no mala conducta. Lo que sí es importante
remarcar es que si no existe un padre que esté al pendiente de la conducta de
sus hijos todo el tiempo, sobre todo en los primeros años de vida, no se van a poder
detectar de manera conveniente estas situaciones.
En muchas
ocasiones, este tipo de conductas sólo se dan fuera de la supervisión de los
padres; en consecuencia, uno como padre debe estar muy al pendiente de este
tipo de conductas en sus hijos.
La Academia Americana de Psiquiatría en
Niños y Adolescentes
es la institución donde podemos encontrar toda esta información.
Por ejemplo, ¿qué debemos
hacer si nuestro hijo muerde? Cuando un pequeño muerde, de inmediato hay que
decirle ¡no! en un tono calmado pero firme y expresando desaprobación.
Al niño pequeño de entre dos y tres años habría que decirle: “No es correcto
morder, porque haces daño a las personas.”
Hay una práctica
que los padres asumen y que podría resultar, pero la experiencia de los
especialistas muestra que ese tipo de conducta no es la más conveniente. Me estoy
refiriendo a que si un niño muerde, el padre lo muerda a él; sin embargo, no se
debe hacer eso para mostrarle cómo se siente cuando lo muerden, porque se estaría
generando un rechazo a esa situación y más violencia a la larga.
¿Qué hacer con un
pequeño que pelea? Estar cerca va a ser la gran clave; el que un padre o madre
esté al pendiente de las grandes necesidades que tiene su hijo va a ser puntual
y fundamental para que se puedan detectar estas conductas en las etapas
tempranas de la vida de nuestros hijos.
Recuerdo el caso de
un hombre que trascendió a la historia, no porque lo que hizo haya sido
benéfico para la sociedad, sino todo lo contrario; es el caso de Adolfo Hitler.
Hay evidencia de que este hombre cuando era niño, no tuvo quien le advirtiera
acerca de lo malo de sus conductas. Él era tratado mal por los familiares que
lo atendían y no tenía supervisión ni cuidado.
Hay una relación
directa entre el estilo de crianza del padre y los problemas de conducta de los
hijos. Cuando el estilo de crianza del padre es agresivo, de afecto negativo,
rígido o autoritario, puede causar trastornos de conducta en los pequeños.
Otras conductas negativas en los niños
Cuando volteamos a ver el mundo en el que
vivimos y notamos la ola de violencia que hay a nuestro alrededor, no podemos
sino conjeturar algo: realmente no ha habido padres cercanos. Ya sea por el
trabajo, por el materialismo, por egoísmo o por muchos otros factores, los
padres no han estado al pendiente de sus hijos.
Dependiendo de lo
que nosotros corrijamos en las etapas tempranas de sus vidas, las malas
conductas se van a corregir de manera importante en el futuro. Si trabajamos
con los pequeños y establecemos fundamentos para que conozcan lo que es bueno y
lo que es malo, su carácter se va a ir moldeando y afirmando. Los resultados, a
la larga, son exitosos.
Los pequeños y los
niños de edad preescolar a menudo se pelean por los juguetes, en muchas
ocasiones los padres aplauden estas conductas. Pero no debe premiarse a un niño
por su comportamiento agresivo y al no reconocer que esa es una mala actitud
significa una aprobación.
¿Qué hacer con un
niño que pelea? Siempre es mejor prevenir antes que el niño comience a mostrar
un comportamiento agresivo. Lo que debe hacerse es intervenir tan pronto usted
vea que el niño está muy enojado o se está alterando. Es trascendental que
actúe en esa etapa para poder prevenir ese comportamiento agresivo.
Cuando los niños
pequeños pelean a menudo, supervíselos más de cerca. Si el niño le pega a otro,
sepárelos de inmediato; luego trate de consolar y atender al niño que ha sido
golpeado, esto le enseñará que lo que hizo no fue adecuado y que usted
desaprueba esa conducta. También le enseñará que se necesita ser empático con
los demás. De esta manera usted le estará transmitiendo un mensaje muy
importante: yo no estoy de acuerdo con la conducta agresiva y a mí me gusta
que haya justicia.
Nunca debe menospreciar
una pela entre hermanos ya que éstas son las causantes de muchos males en
nuestro tiempo y los padres no debemos ignorarlas. Cuando las peleas son
frecuentes puede ser un indicador de que el niño tiene otros problemas que
necesitan ser atendidos.
Las investigaciones que hemos citado
han demostrado que los niños son físicamente agresivos a temprana edad y cuando
esto existe tienen la tendencia a continuar dicho comportamiento cuando sean
mayores. Este estudio parece estar citando el texto sagrado que dice: “Por
cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los
hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.”
Los estudios
también han demostrado que los niños que son expuestos repetidamente a la
violencia y agresión en la televisión, actúan de manera más agresiva. Otro
estudio dice que cuando un niño sale de primaria ya habrá visto 8000 asesinatos
en la televisión.
Los desórdenes de
la conducta en los jóvenes constituyen un grupo complicado de problemas
emocionales y de comportamiento. Los niños y adolescentes que sufren de estos
desórdenes tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de
manera socialmente aceptable.
Tal vez usted
conozca muchachos que no siguen las reglas y que no se adaptan socialmente a
algunos círculos en los que se les exige disciplina. De hecho, muchas de las
causas por las que los jóvenes no son aceptados en los planteles educativos es
la mala conducta. No importa tanto si el alumno tiene buenas notas, es más
valiosa la conducta aceptable.
Comportamientos que denotan violencia
Los niños y adolescentes con problemas de
conducta pueden manifestar algunos de los siguientes problemas de
comportamiento:
- Agresión hacia personas y animales
- Destrucción de la propiedad
- Violación seria a las reglas establecidas.
En el aspecto de la
agresión hacia personas o animales podemos señalar algunos
comportamientos, tales como acosar, intimidar o amenazar a los demás; iniciar
peleas físicas y usar armas que pueden causar daño físico serio a otras
personas, que pueden ser palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos y hasta
armas de fuego.
Los niños y
adolescentes que presentan este primer problema de comportamiento son
físicamente crueles con las personas y animales, pueden robar a sus víctimas y hasta
obligar a otra persona a llevar a cabo una actividad sexual.
Nuestro país tiene
infinidad de niños pequeños, es necesario trabajar con ellos para marcarles las
pautas anticipadamente, antes que vengan los días malos en los cuales
pudiéramos decir: “ya no hay solución”.
En cuanto a la destrucción
de la propiedad, ellos lo hacen prendiendo fuego con la intención de causar
daño, destruyendo la propiedad de otra persona, forzando la entrada del
edificio, de una casa o de un auto de otra persona. Además, mienten para
obtener favores, para que se le den las cosas o para evitar obligaciones; roban
las tiendas, aunque no de manera agresiva o violenta todavía.
Con la violación
seria a las reglas nos referimos a que se puede quedar fuera de la casa en
la noche, aún a pesar de la objeción de sus padres, se escapa de la casa y deja
de asistir a la escuela cuando le parece. Observemos que esto es gradual,
primero hay violencia en alguna medida hacia personas o animales, después hay
destrucción de propiedades ajenas y finalmente se violan las reglas.
Las investigaciones
demuestran que los jóvenes con desorden de la conducta tendrán problemas
continuamente si ellos y sus familias no reciben un tratamiento comprensivo a
tiempo.
Es decir, si no hay
esa atención debida y si no se toman esas decisiones correspondientes, estos
muchachos no lograrán adaptarse a la sociedad en su etapa adulta, ni lograrán
adaptarse a ningún trabajo y tendrán muchos problemas en sus relaciones
sociales y en intentar mantenerlas. A menudo contravendrán la ley y se
comportarán de manera antisocial.
¡Qué tremendas
consecuencias! Pero si usted se da cuenta, todo esto es posible de controlar, sólo
se necesita la supervisión y el cuidado de los padres.
Un detonante de la mala conducta
Las canciones y la música siempre han
jugado un papel importante en el aprendizaje, son determinantes y se ha encontrado
que es muy efectivo utilizar la música para adquirir conocimiento. Durante
muchos años, algunos programas de televisión para niños han usado con mucha
eficacia la combinación de palabras, música y dibujos animados para lograr el
aprendizaje.
Esto es loable,
bueno y necesario; sin embargo, una de las preocupaciones que tienen los que se
interesan en el desarrollo y el crecimiento de los adolescentes son los temas
negativos y destructivos que algunos tipos de música -entre ellas el rock, hip
hop y rap- tienen en su contenido.
Los siguientes años
de vida de un joven que está siendo expuesto a este tipo de música serán
sumamente complicados. La música tiene la virtud de trasmitir impresiones al
alma, es decir, si escucho una música adecuada voy a tener un comportamiento
adecuado. Usted puede notar que cuando asiste a un restaurante donde hay una
música suave, es mucho más agradable comer.
Pero la música
tiene lo que podríamos llamar “virtud negativa”. Puede producir también
agresividad y violencia en el alma de las personas. Los siguientes temas son
prominentes en estos tipos de música: la promoción y exaltación del abuso de
drogas y bebidas alcohólicas, las representaciones y palabras que muestran el
suicidio como una alternativa o solución.
Dentro de los temas
que contiene esta música está la violencia gráfica. Se evidencia la violencia
dentro de las prácticas que hay al bailar, las conductas agresivas, las formar
de sexo que enfatizan el control, el sadismo, el masoquismo y el incesto,
incluso la violencia contra las mujeres.
Entonces, ¿qué
debemos hacer para no permitirles estas cosas a nuestros hijos? Los hijos son
la posesión más valiosa que usted puede tener, en consecuencia, es importante
que determine cuál es su prioridad y en qué medida se va a comprometer.
Los padres pueden
ayudar a sus hijos prestándoles atención a lo que compran, lo que ven en sus
computadoras, lo que escuchan y lo que ven en la televisión, además pueden
ayudarles a identificar la música que puede ser destructiva. Una discusión
abierta y libre de censura con los hijos puede ser de gran ayuda.
No podemos esperar
que todos los problemas de mala conducta se solucionen de la noche a la mañana,
en un instante o por el sólo hecho de empezar a poner en práctica algunas de
las cosas que hemos aprendido en este programa. Sin embargo, es necesario que
atendamos esas malas conductas y que entendamos que son el resultado de nuestra
poca eficacia para ejercer la autoridad y poner límites adecuados que
establezcan lo que es y lo que no es aceptable.
De lo que hagamos o
dejemos de hacer dependerá su futuro. Cada padre que hoy asuma su
responsabilidad ante las cosas que hay que corregir en sus hijos y en su propia
manera de aplicar la corrección y la disciplina, podrá alcanzar el éxito.
“El que detiene el
castigo a su hijo aborrece; más el que lo ama desde temprano lo corrige.”
Proverbios
13:24
El texto anterior
se encuentra en las Sagradas Escrituras y nos da una instrucción muy valiosa:
si verdaderamente amamos a nuestros hijos debemos actuar para corregir lo que
hasta hoy ha estado mal.
Sólo el padre que
ama volcará su corazón hacia sus hijos y no descansará, sino que buscará
siempre las mejores formas de instruir y corregir a sus hijos, echando mano de
todo lo que tenga a su alcance. Deseamos que Dios le dé el entendimiento y
favor necesarios para corregir lo deficiente, a fin de lograr una educación
correcta en sus hijos.
"Lo que se le dé a los niños, darán a la sociedad" . Karl A. Menninger
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