Las instituciones educativas del país necesitan
sensibilizarse y comprometerse para poner en práctica un proceso de
Gestión de la Calidad y buscar de esta forma la calidad en sus procesos.
Hablar de calidad educativa es un
verdadero desafío, en especial en nuestro país. Antes, la calidad se
asociaba a la capacidad que tenía todo un sistema educativo en
transmitir una serie de contenidos; actualmente se asocia a los
siguientes referentes: estándares de calidad, lineamientos curriculares,
ruta para el mejoramiento PMI
(Planes de Mejoramiento Institucional), ISCE (índice sintético de
calidad educativa) y pruebas saber, cada uno de ellos interactuando de
manera cíclica, enfocados en la transformación de la sociedad en que
estamos y en el estudiante como el centro del mismo proceso de enseñanza
- aprendizaje.
Este ciclo de calidad planteado actualmente, si se trabaja con resultados reales conciencia y compromiso, garantiza el cumplimiento de los objetivos que se pretenden alcanzar. Haciendo un análisis de manera individual, se puede establecer que los estándares son los referentes fundamentales para que las instituciones educativas puedan diseñar sus lineamientos curriculares (planes de estudio, estrategias pedagógicas y evaluación de los aprendizajes).
La evaluación se observa como un sistema que mide la calidad de los resultados en las competencias de los estudiantes, el desempeño de los maestros, la gestión de las instituciones educativas y en evaluaciones internacionales. El PMI son las estrategia para fortalecer las debilidades y oportunidades de mejora que se presentan en el proceso de enseñanza - aprendizaje y en los resultados que arroja la evaluación. El Índice Sintético de Calidad Educativa, por su parte, permite conocer cómo se encuentra una Institución educativa en aspectos como progreso, eficiencia, desempeño y ambiente escolar.
Es indispensable que las instituciones se organicen como una empresa si quieren tener calidad, tengan una orientación hacia la excelencia y estén enfocadas en trabajar procesos de certificación, no de manera voluntaria, sino como requisitos para continuar los procesos formativos.
Rojas, Juan (2006) lo argumenta: “la calidad del servicio educativo que presta un Plantel, no puede ser, entonces, producto del azar o de la buena voluntad de algunas de las personas situadas en la cadena logística de dicho plantel, sino el resultado de un proceso de Gestión de la calidad”.
Actualmente el tema es un tabú y no existe una alineación para el logro de una educación con calidad, y hasta que todos no estén comprometidos a trabajar por los objetivos y metas establecidos por el Ministerio, seguiremos presentando los mismos resultados bajos tanto en las Pruebas Saber, que es uno de los referentes, como en los diferentes indicadores ya antes mencionados.
Los procesos de certificación son exigentes, y aunque exista todo un direccionamiento estratégico como requisito normativo para cada institución, a mi juicio sólo está en el papel; es indispensable que quienes no tengan un proceso de Gestión de la Calidad, se empiecen a sensibilizar y a comprometer para cumplir con los procesos misionales y los estándares que llevan hacia la calidad.
Cuando existe un proceso de Gestión de la Calidad, una institución empieza a proyectarse hacia la certificación y se logra evidenciar que hay una cultura donde se incorpora de forma automática una autoevaluación, evaluaciones externas y procesos de mejoramiento, conllevando a que se verifique y se trabaje de una forma confiable todos los compromisos adquiridos para la mejora educativa, de esta forma se da una comunicación interna y externa en pro de una mejora en la práctica pedagógica.
Hablar de certificación implica que la organización tenga la estructura requerida para mejorar permanentemente. Según Evans y Lindsay (2005), “la certificación es una medida tomada por un tercero competente e imparcial, mediante la cual se manifiesta que existe una confianza adecuada en que un elemento, correctamente identificado, concuerda con una determinada norma u otro documento normativo”.
En Colombia, el Ministerio reconoce la certificación a través de modelos y sistemas de gestión reconocidos orientado por la Guía Técnica Colombiana GTC-200. Esos modelos y sistemas de gestión, que apoyan el proceso de calidad en la educación, son: el sistema de gestión ISO9001, el proceso de certificación en educación EFQM, NEASC-CIS, AdvancED, Modelo Fe y Alegría y Sistema Integrado de Calidad-PCI.
Actualmente, es decisión del establecimiento educativo tomar alguno de ellos y asumir los costos que esto acarrea, lo que frena la decisión de tomarlo. Es entonces cuando las instituciones realizan lo mínimo requerido en Gestión educativa, lo que no garantiza que sean eficientes y efectivas a la hora de mostrar resultados.
Finalmente, podemos decir que este desafiante concepto de calidad tendrá como ejes centrales la necesidad de una educación pertinente, la forma como el estudiante concibe su entorno y como produce conocimiento. Con respecto a las Instituciones educativas, el fortalecimiento institucional, en el cual se promueva el desarrollo de programas y proyectos, centrados en el desarrollo profesional y una práctica pedagógica estratégica enmarcada en competencias.
Bibliografía
Cano, E (1998). Evaluación de la calidad educativa. Madrid. Primera edición. Editorial la Muralla S.A.
De la torres, C (2013). Sistema de gestión de calidad en Instituciones educativas. Guadalajara. Editorial Universitaria.
Malpica, F (2013). 8 ideas Claves. Calidad de la práctica educativa. Referentes, indicadores y condiciones para mejorar la enseñanza-aprendizaje. Barcelona. Primera edición. Editorial GRAO.
Rojas, J.M (2006). Gestión educativa en la sociedad del conocimiento. Bogotá D.C. Primera edición. Cooperativa editorial magisterio.
Este ciclo de calidad planteado actualmente, si se trabaja con resultados reales conciencia y compromiso, garantiza el cumplimiento de los objetivos que se pretenden alcanzar. Haciendo un análisis de manera individual, se puede establecer que los estándares son los referentes fundamentales para que las instituciones educativas puedan diseñar sus lineamientos curriculares (planes de estudio, estrategias pedagógicas y evaluación de los aprendizajes).
La evaluación se observa como un sistema que mide la calidad de los resultados en las competencias de los estudiantes, el desempeño de los maestros, la gestión de las instituciones educativas y en evaluaciones internacionales. El PMI son las estrategia para fortalecer las debilidades y oportunidades de mejora que se presentan en el proceso de enseñanza - aprendizaje y en los resultados que arroja la evaluación. El Índice Sintético de Calidad Educativa, por su parte, permite conocer cómo se encuentra una Institución educativa en aspectos como progreso, eficiencia, desempeño y ambiente escolar.
Es indispensable que las instituciones se organicen como una empresa si quieren tener calidad, tengan una orientación hacia la excelencia y estén enfocadas en trabajar procesos de certificación, no de manera voluntaria, sino como requisitos para continuar los procesos formativos.
Es indispensable que las instituciones se organicen como una empresa si quieren tener calidad, tengan una orientación hacia la excelencia y estén enfocadas en trabajar procesos de certificación.
Rojas, Juan (2006) lo argumenta: “la calidad del servicio educativo que presta un Plantel, no puede ser, entonces, producto del azar o de la buena voluntad de algunas de las personas situadas en la cadena logística de dicho plantel, sino el resultado de un proceso de Gestión de la calidad”.
Actualmente el tema es un tabú y no existe una alineación para el logro de una educación con calidad, y hasta que todos no estén comprometidos a trabajar por los objetivos y metas establecidos por el Ministerio, seguiremos presentando los mismos resultados bajos tanto en las Pruebas Saber, que es uno de los referentes, como en los diferentes indicadores ya antes mencionados.
Los procesos de certificación son exigentes, y aunque exista todo un direccionamiento estratégico como requisito normativo para cada institución, a mi juicio sólo está en el papel; es indispensable que quienes no tengan un proceso de Gestión de la Calidad, se empiecen a sensibilizar y a comprometer para cumplir con los procesos misionales y los estándares que llevan hacia la calidad.
Cuando existe un proceso de Gestión de la Calidad, una institución empieza a proyectarse hacia la certificación y se logra evidenciar que hay una cultura donde se incorpora de forma automática una autoevaluación, evaluaciones externas y procesos de mejoramiento, conllevando a que se verifique y se trabaje de una forma confiable todos los compromisos adquiridos para la mejora educativa, de esta forma se da una comunicación interna y externa en pro de una mejora en la práctica pedagógica.
Hablar de certificación implica que la organización tenga la estructura requerida para mejorar permanentemente. Según Evans y Lindsay (2005), “la certificación es una medida tomada por un tercero competente e imparcial, mediante la cual se manifiesta que existe una confianza adecuada en que un elemento, correctamente identificado, concuerda con una determinada norma u otro documento normativo”.
En Colombia, el Ministerio reconoce la certificación a través de modelos y sistemas de gestión reconocidos orientado por la Guía Técnica Colombiana GTC-200. Esos modelos y sistemas de gestión, que apoyan el proceso de calidad en la educación, son: el sistema de gestión ISO9001, el proceso de certificación en educación EFQM, NEASC-CIS, AdvancED, Modelo Fe y Alegría y Sistema Integrado de Calidad-PCI.
Actualmente, es decisión del establecimiento educativo tomar alguno de ellos y asumir los costos que esto acarrea, lo que frena la decisión de tomarlo. Es entonces cuando las instituciones realizan lo mínimo requerido en Gestión educativa, lo que no garantiza que sean eficientes y efectivas a la hora de mostrar resultados.
Finalmente, podemos decir que este desafiante concepto de calidad tendrá como ejes centrales la necesidad de una educación pertinente, la forma como el estudiante concibe su entorno y como produce conocimiento. Con respecto a las Instituciones educativas, el fortalecimiento institucional, en el cual se promueva el desarrollo de programas y proyectos, centrados en el desarrollo profesional y una práctica pedagógica estratégica enmarcada en competencias.
Bibliografía
Cano, E (1998). Evaluación de la calidad educativa. Madrid. Primera edición. Editorial la Muralla S.A.
De la torres, C (2013). Sistema de gestión de calidad en Instituciones educativas. Guadalajara. Editorial Universitaria.
Malpica, F (2013). 8 ideas Claves. Calidad de la práctica educativa. Referentes, indicadores y condiciones para mejorar la enseñanza-aprendizaje. Barcelona. Primera edición. Editorial GRAO.
Rojas, J.M (2006). Gestión educativa en la sociedad del conocimiento. Bogotá D.C. Primera edición. Cooperativa editorial magisterio.
Iliana Carriazo Julio
Ingeniera de sistemas y especialista en gerencia del talento humano
Coordinadora de convivencia de una Institución Educativa
Distrital en la ciudad de Barranquilla. Realizó un programa en pedagogía
y docencia universitaria y tiene un minor en automatización y control
de procesos industriales. Actualmente está realizando una
especialización en estudios pedagógicos y es candidata a la Maestría en
Educación.
Tomado de: http://compartirpalabramaestra.org
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