Así lo concibe el Arquitecto Carlos Betancur, encargado del diseño, el cual lo considera como un aporte en un país como el nuestro con tantas necesidades. El profesional describe esta labor como algo a realizar de manera conjunta con la comunidad beneficiada.
“Lo más gratificante de diseñar el parque educativo para Tarazá es hacer parte del proceso de transformación de los municipios de Antioquia. Que en unos años podamos recordar, que desde nuestra profesión, pudimos aportar a este proceso de mejora en un país como el nuestro, donde hay tantas necesidades”.
Con esta afirmación, Carlos Andrés Betancur Cifuentes, arquitecto egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana y candidato a la Maestría de Diseño de Paisaje en esa misma universidad, se refiere a este proceso que ha iniciado para él y sus compañeros de trabajo, el cual deberá concluir con un nuevo espacio para la comunidad de Tarazá: su parque educativo.
Y luego afirma que “ahora lo que comienza es un trabajo común entre comunidad, gobernación y arquitectos, para llevar a cabo este diseño entre todos”.
Agrega que “al diseñar un espacio de estos hay que tener en cuenta la opinión de las personas que lo disfrutarán, lo cual se convierte en una oportunidad única y especial y por ello hay que implementar las estrategias para que este diseño sea fruto de la participación”.
Carlos dice que si tuviera que hablar el día de la inauguración de la obra, le diría a la comunidad que “ahí está el trabajo de todos y espero que se apropien del mismo en buena forma y lo conviertan en un espacio para lograr acuerdos y alternativas de futuro para las nuevas generaciones”.
Carlos, en unión de varios de sus compañeros de la universidad con quienes ahora tiene una oficina, se han dedicado a lo que él define como una práctica colaborativa de la arquitectura, mediante la cual se han dedicado a proyectos urbanos y de paisaje, que les han permitido diseñar espacios como la Plaza de la Libertad y la remodelación del Planetario en Medellín; define un parque educativo como “un equipamiento de un gran impacto social” y cita al propio gobernador Fajardo a quien le oyó afirmar que “estos espacios le dan a las personas otras oportunidades y alternativas, como el acceso a la tecnología y las comunicaciones.
Además, opina que en torno a este espacio gravitarán muchas nuevas actividades para la comunidad de Tarazá en materia cultural, lo que generará un impacto mayor al que logran las tradicionales casas de la cultura.
Desde su óptica como Arquitecto Carlos asegura que en el parque la gente debe encontrar un lugar en el cual potenciar sus capacidades y tener otras alternativas en su futuro, por ello concibe el mismo como un entorno diferente a lo que ya tiene el municipio y un sitio a través del cual se puedan conectar con el mundo.
Pero afirma que además debe ser un lugar de vida cotidiana, donde la gente pueda pasar sus momentos en torno a la educación y las actividades culturales y comunitarias, sin olvidar que lo importante es que este tipo de actividades están vinculadas a un espacio público.
Carlos afirma que la arquitectura por sí sola no tiene la capacidad de transformar, de generar impacto, lo interesante es que esa arquitectura, ese edificio, esa obra que se construirá, tiene el respaldo de un programa mucho más amplio en materia de educación y cultura, como el que adelanta la gobernación, y es la combinación de ambas cosas, -una arquitectura estimulante y esos programas-, lo que potencia el uso que se le dará a este espacio. Por ello él cree que lo que va a pasar ahí es que la gente cambiará un poco de horizonte con esta nueva ventana al mundo.
Sobre su trabajo de diseñar el parque y el que vendrá luego para que alguien lo construya, afirma que no debería existir ninguna diferencia entre el diseño y la obra física final, porque si el proyecto ha sido bien concebido desde el principio y se han estudiado todos los factores y variables como lo económico, ambiental, social y espacial, entonces no habría mucho cambio al final, pero es mucho el camino que se recorre entre esos dos momentos y se pueden dar cambios.
Por ello menciona que ya ha comenzado el proceso que lo llevará a él y su grupo de colaboradores, al diseño definitivo y resalta que, en el caso de Tarazá, se usará un edificio existente, la vieja plaza de mercado público, parte de cuya actual estructura se podría utilizar y adecuar para los nuevos espacios, algo que se hace todo el tiempo en muchas partes del mundo, con buenos resultados e incluso, impacto positivo para el medio ambiente.
Afirma que todo proyecto genera un impacto en las comunidades y en este caso, se espera que sea netamente positivo, para ello se mantendrá una constante participación de la comunidad en todo este proceso, porque la idea es que se haga finalmente un diseño participativo, en el cual en este caso debe estar incluida la memoria que la gente tiene de su actual plaza de mercado, la proximidad o no que tengan con esa espacio y ver cómo se intervendrá, qué tanto se transformará.
Para Carlos y su grupo de trabajo no son ajenas las situaciones y costumbres de la gente de tierra caliente, ya que también han laborado con diseño de proyectos en ciudades como Monpox, con unas obras a orillas del río Magdalena y otras obras en Barranquilla, con su centro histórico y otra serie de edificios públicos.
Además, manifiesta que en materia educativa han tenido alguna experiencia, también en la capital del Atlántico, con el diseño del edificio multipropósito de la Universidad del Norte y el del campus de la Universidad Pontificia Bolivariana en Bucaramanga, entre otros.
Gobernación de Antioquia
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Medellín, marzo 22 de 2013
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