Los celos infantiles son un motivo de preocupación muy importante para los padres ya que vemos como nuestros pequeños sufren por ellos, tanto que incluso pueden llegar a provocar cambios en su forma de ser, en su comportamiento, en su día a día. Durante el verano, nuestros hijos pasan más horas en casa, teniendo que compartir sus actividades con hermanos u otros familiares (primos, abuelos), y es probable que aquellos celos que parecían haberse ido disipando puedan rebrotar de nuevo.
Así está sucediendo con mis dos hijos. Marc, el mayor, que en la actualidad tiene 4 años y 8 meses y que hasta que nació su hermano Pol (ahora con sus recién cumplidos 25 meses) siempre fue un niño de carácter tranquilo y obediente. La llegada de su hermano le cambió por completo, por más que (tanto su padre como yo) hemos intentado que sufriera lo mínimo. Pero los celos surgieron, porque son normales y naturales, porque se dan en todas las culturas, porque pueden aparecer en cualquier edad y porque, no olvidemos, que cuánto más estrecho es el vínculo entre el niño y su cuidador habitual (mamá por lo general y en este caso en particular) más probabilidades existen para que los celos surjan con fuerza.
Aunque, no perdamos de vista que, los celos son universales y poco podemos hacer para que no aparezcan. Lo que los padres sí podemos intentar es minimizar sus consecuencias. Para ello es importante saber por qué sentimos celos, qué es lo que los causa y sobre todo cómo tratarlos.
¿Por qué los niños sienten celos y, qué son exactamente los celos infantiles?
Algunos expertos opinan que los sentimientos de celos se producen de forma natural al nacer un hermano, forman parte de una etapa normal y necesaria en el desarrollo evolutivo, que ayuda a los niños a madurar. Esta visión puede tranquilizarnos aunque se por experiencia propia que, no es un consuelo, ya que las consecuencias de los celos sobre la conducta de nuestros hijos mayores (y también en los pequeños) hacen que esta fase se convierta en un período difícil y duro para toda la família.
Pero realmente, los celos son una reacción natural, normal y universal. Se dan en cualquier edad y sociedad. Afloran ante el temor a perder el cariño de mamá y papá. Los celos son un estado afectivo, que en los niños, se caracteriza por el miedo a perder o a ver reducido el cariño de sus padres, fundamentalmente de mamá, debido inicialmente al nacimiento de un nuevo hermanito al que mamá va a tener que dedicar mucho tiempo durante los primeros meses de su vida.
Para nuestros hijos, los celos son una emoción difícil de gestionar y, como ya apuntaba, el motivo principal de los celos infantiles es el miedo a perder la atención, el cuidado, el cariño de sus padres por lo que sus conductas están dominadas por el deseo de monopolizar a mamá, papá o al cuidador habitual. Mis hijos en concreto no paran de decirse el uno al otro "mi mamá es mía" a lo que el otro le contesta "no, mía", yo como no podría ser de otro modo respondo con un gran abrazo a ambos "mamá es de los dos, hay espacio para los dos y os quiero a los dos igual, igual, porque los dos sois mis niños, porque sois lo que más quiero y adoro, así que mamá es de los dos". Como podemos observar, ambos intentan acaparar totalmente el afecto de mamá, sin menospreciar la figura del padre u otros cuidadores habituales ya que puede darse ante cualquier figura a la que estén especialmente apegados y así es en mi caso cuando papá también está en casa.
¿Cuánto tiempo durarán?
Una seguidora del blog me preguntaba, hace ya algún tiempo a través de twitter, cuánto tiempo pueden durar los celos entre hemanos. La verdad es que no es posible determinar cuánto tiempo durarán los celos, aunque sí podemos decir que depende mucho de la personalidad del niño o la niña, de la relación que tenga con sus padres y del modo cómo nosotros actuemos.
La duración de los celos y sus manifestaciones pueden quedarse en una mera crisis temporal, que pase sin más o bien enquistarse durante mucho tiempo o durante toda la infancia. A veces por más que hagamos no podremos evitar que nuestro hijo mayor sufra y sienta cierto malestar, pero debemos tener presente que nuestro modo de actuar tendrá mucho peso en el mantenimiento de los celos. Nuestra intervención es crucial para que los celos no representen un sufrimiento importante, por lo que debemos evitar que la rivalidad entre nuestros hijos perdure en el tiempo.
No es fácil gestionar los celos, los cambios de comportamiento que éstos provocan y el sufrimiento que causan, así que intentemos no angustiarnos, somos padres, somos humanos, podemos equivocarnos pero también rectificar. Si observamos que estamos dedicando demasiado tiempo al pequeño y que el mayor empieza a sufrir, intentemos pasar más tiempo con él, realizando actividades que le gusten y haciéndole sentir importante.
¿Es posible evitar los celos entre hermanos?
Bajo mi punto de vista yo creo que no, por más que preparemos a nuestros hijos para la llegada de un nuevo hermanito. Los celos aparecen de forma prácticamente inevitable más pronto, más tarde, de un modo muy marcado o de forma muy sutil, pero los celos aparecen, porque son un reacción natural ante el temor de perder el cariño, la atención, el agrado, los mimos, ... de mamá o papá.
Es normal que existan celos entre un grupo de hermanos. Los celos afloran en los niños independientemente de la edad, tratándose de una experiencia que, por más dura que pueda parecer, también tiene una parte constructiva para el desarrollo de la personalidad de nuestros hijos, ya que la llegada de un nuevo hermano será una de las primeras experiencias que tendrán de la competencia social con la ventaja que al darse en el sistema familiar nosotros, los padres, actuamos como moderadores, fijando normas y límites
Por lo general, casi siempre los celos son más acusados en el primer hijo que en los siguientes, aunque no hay que engañarse, los pequeños también sienten celos y manifiestan conductas celosas, así que no nos extrañemos si nuestro hijo más pequeño empieza a demostrar celos del mayor.
¿Crees que tus hijos no sienten celos el uno del otro?
Obsérvales detenidamente: ¿quieren vestir igual?, ¿quieren hacer las mismas cosas?, ¿quieren tener aquello que el otro tiene?, ¿se pasan el día llamándote? ... Estas solo son algunas de las manifestaciones más obvias de los celos, otras más importantes son los cambios de comportamiento, el mal humor, descontrol de esfínteres, dolores de estómago, cabeza, pesadillas, terrores nocturnos, cambios en el apetito o en el sueño, bajo rendimiento escolar ...
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