El pasado domingo 11 de agosto se estrenó una edición del himno de Antioquia. No es el nuevo himno, no. Es el mismo, pero cantado por las nueve regiones. Una propuesta diferente.
Sinceramente, yo creía que mis compañeros exageraban cuando decían que muchos antioqueños se imaginaban que TODOS los que vivíamos en este Departamento éramos blancos, zarcos de poncho y carriel. Y la historia les dio la razón. A mis compañeros claro…
El día en el que se conmemoraban los 200 años del acto de Independencia de nuestro Departamento, salió al aire esta nueva versión del himno. A mi juicio y a mi gusto, encantadora. El simple hecho de que una indígena inicie el canto del himno es desafiante a una historia que se ha encargado, por años, de exterminarla.
Habían pasado apenas unos minutos de la emisión del himno y Youtube paró la cuenta. Advirtió que debía contabilizar bien las visitas, pero que aseguraba que iban más de 301. Hoy ya superamos las treinta mil. La curiosidad desbordó a la red social de video más popular del mundo y los comentarios en redes también rebasaron el límite de emisiones por segundo.
Éramos trending topic nacional. La cantidad de comentarios: emocionante. El fondo: preocupante en muchos casos.
Ya advertí que me encantó el himno. Por de más está decir que emociona ver jóvenes entonándolo, que se eriza la piel cuando aparecen las nueve regiones, cuando aparecen tantas voces, cuando aparece tanta Antioquia. Pero la discusión sería vacua si me pusiera a discutir si es buena o mala la versión. Enamora a unos, enerva a otros. Cada uno tiene sus argumentos. El disenso es necesario.
Pero más allá de varios comentarios a favor y en contra, me preocupa, MUCHO, ver algunos en los que los autores se preguntaban por los tonos caribe que hay en el himno. Por las playas, el bullerengue y el vallenato.
La historia le dio la razón a mis compañeros.
No sabemos dónde estamos parados.
Resulta que muchos no sabían que Urabá está en Antioquia, mejor, que Urabá es Antioquia, que Urabá es Caribe, por tanto, Antioquia es Caribe. Si este himno sirve para que nos demos cuenta de eso, entonces ya la tarea está superada y con creces.
Resulta que tampoco sabían que Antioquia tenía mar. La pregunta es: ¿dónde se imaginaban que quedaba Arboletes y Necoclí? Estamos mal, muy mal, no conocemos dónde estamos parados, y hay unos que se dan el lujo de criticar al Estado, cuando ni saben qué se gobierna.
A mí se me hinchó el corazón viendo a las niñas y niños del colegio digital de Marinilla entonando el himno, viendo a las niñas de Caramanta. Ese bandoneón me enamoró… pero de alguna u otra manera, Suroeste, Valle de Aburrá, Norte, Occidente y Oriente han sido escenarios reconocidos de nuestro Departamento.
No entiendo la indignación porque el Bajo Cauca, Magdalena Medio, Urabá y Nordeste aparezcan. Somos nueve, no cinco regiones.
Así a muchos les pique, el segundo ritmo más escuchado en Antioquia según la encuesta “Cómo somos los antioqueños”, es el vallenato. Sí, ese de orilla de río, de borde de mar. Los antioqueños también somos costa, acordeón y piel canela.
Eso sí que enamora en esta región. Un desfile de monos ojiazules cargando unas silletas hermosas y en el fondo un himno entonado por la diversidad. ¿Por qué somos tan godos y nos duele tanto reconocer la diferencia? ¿Por qué solo amamos a Urabá por sus playas? Señores, somos 125 municipios, imposible ser iguales.
Vuelvo y repito, no se trata de amar o no el himno. Su premier dejó sembrada en mí una gran preocupación. Somos antioqueños de cédula y eso… no sabemos dónde vivimos, con quién colindamos, no sabemos qué comemos y escuchamos, desconocemos con qué soñamos y presumimos de lo que creemos.
No hay generalidades válidas en un Departamento tan diverso. Tal vez, la única, es que somos inmensamente particulares.
Sin duda, necesitamos una clase de geografía.
A propósito: este es el enlace al video del himno: http://www.youtube.com/watch?v=W8p_bX0YZsI
Por: SARITA PALACIO GARCÉS (@saritapalacio)
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