Los seres humanos
estamos mal preparados para enfrentar el creciente número de adversidades y
preocupaciones; la modernidad ha traído muchas comodidades, pero también
complicaciones para saber afrontar las situaciones difíciles.
Definiendo la preocupación
¿Sabes tú manejar
tus propias preocupaciones? ¿Cómo te afectan? ¿Cuál es la razón de ser de tus
preocupaciones? ¿Eres una persona obsesionada o que se deja llevar por su
obsesión?
Algunas personas pueden mostrarse
vulnerables ante las preocupaciones, lo cual los lleva a sentirse vacíos y esto
puede generar en ellos depresión. Mucha gente se siente muy mal los fines de
semana o durante las vacaciones porque no tienen nada qué hacer, mientras que
otros hallan en esos momentos la posibilidad de hacer todo aquello que durante
la semana o el año no pudieron.
Es importante saber enfrentar las adversidades
y preocupaciones, a fin de evitarnos conflictos que nos afecten psicológica y
físicamente. Los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino -que forman parte
importante del funcionamiento de nuestro cuerpo- están estrechamente relacionados.
Por lo tanto, una situación de estrés
muy fuerte que afecte al sistema nervioso, puede desembocar en una enfermedad
de tipo endocrina. Endocrino quiere decir que afecta las glándulas del ser
humano, entre ellas tenemos la tiroides, las glándulas suprarrenales, en fin;
éstas se pueden ver afectadas cuando las preocupaciones y obsesiones se vuelven
crónicas y existentes.
Una de las emociones más comunes y al
mismo tiempo inútil que caracteriza al ser humano es la preocupación; las
personas pueden pasarse la vida entera preocupándose por el futuro sin que éste
cambie.
La preocupación ha sido definida como
el sentimiento que inmoviliza al
hombre en el presente, por cosas que pueden sucederle en el futuro. Es
muy común en nuestra cultura, de tal manera que muchas personas pierden una
increíble cantidad de momentos del presente pensando en el futuro.
Gran parte de las preocupaciones se
refieren a cosas sobre las que no tenemos ningún control y muchas veces se
remontan al pasado; pensar en todo aquello que uno hizo o dejó de hacer es
inútil. Lamentablemente, el pasado no se puede cambiar ni modificar. El secreto
de enfrentar exitosamente las circunstancias adversas o las dificultades está
en la actitud que asumamos en situaciones apremiantes.
Voy a decir algo muy importante, hay
quienes dimensionan un problema y lo convierten en gigante; otros, por el
contrario, se toman el tiempo suficiente para medir cuidadosamente la magnitud
del obstáculo que enfrentan. La actitud es determinante en la búsqueda de soluciones.
Las preocupaciones y el estado de ánimo
Vamos a analizar
cómo se presentan las situaciones adversas y de qué manera afectan el estado de
ánimo y nos impiden pensar con claridad. Las dificultades son inevitables, con
frecuencia olvidamos esto; los problemas, dificultades, adversidades y
cansancio después de un día ajetreado, están ligados a la vida de todo ser
humano. No podemos evitar las dificultades pero si podemos evitar que hagan
mella en nuestro ser.
¿Se te ha ocurrido alguna vez que en
ocasiones todas las malas noticias te llegan en un corto tiempo? Problemas en
casa, con los familiares, en el trabajo, con los vecinos, etc. Abrimos la
puerta y encontramos dificultades, nos acostamos y no quisiéramos despertar.
¿Para qué pensamos si sólo hallaremos nuevas dificultades al día siguiente?
Cuando pasamos por
alguna situación difícil debemos asumir la responsabilidad de ella y darla por
terminada. Cuando pensamos en lo que aconteció, uno debería saber que actuó
como pudo y también como quiso. A las personas no les vienen las adversidades
sin razón alguna, sino que -por lo general- uno mismo induce a que éstas
sucedan.
La culpa está enfocada hacia el pasado,
la preocupación hacia el futuro. Las preocupaciones son
muy útiles para justificar ciertos comportamientos auto-frustrantes. Es más
fácil preocuparse por los dolores que uno siente en el pecho que correr el
riesgo de averiguar la verdad acudiendo al médico. Más que preocupado hay que
estar esperanzado en el futuro.
Las
preocupaciones, además, son negativas cuando se vuelven crónicas porque pueden
amenazar la salud y el organismo a través de úlceras, estrés, presión sanguínea
alta, calambres o dolores de cabeza; pueden producir cambios clínicos
importantes que, con los años, pueden estallar en una enfermedad inmunológica o
endocrina.
El sistema
inmunológico es aquél que se encarga de defender nuestro cuerpo contra las
bacterias y los virus invasores. El sistema endocrino se encarga de que todas
las glándulas que tienen una función especial en nuestro cuerpo, de carácter
endocrino, puedan funcionar adecuadamente.
Las
preocupaciones nos ayudan a reconocer que hay un problema en el trabajo, en la
familia o en la relación de pareja. A menudo, la preocupación es la búsqueda
incesante de la solución a aquello que está causando ‘ruido’ en nuestra vida. ‘Preocupación’
se refiere a pre- de previo al hecho
y -ocupación del tiempo que mi mente
invierte pensando en cómo resolver el problema.
Por
ejemplo, el día 1º debes pagar la renta pero tu cheque se te atrasó y hoy ya es
día 15; y el pago de la rente no es todo lo que te preocupa, a tu esposo se le
olvidó darte flores el día de tu cumpleaños y en tu trabajo el nivel de
exigencia es tal que en cualquier momento te despiden. Es aquí cuando las preocupaciones
desencadenan otros males, como el estrés, la ansiedad y la depresión.
Efectos negativos en el organismo
El pensar continuamente en nuestros problemas interfiere
con nuestra capacidad para solucionarlos; esto puede crear un círculo vicioso, pues
al seguirnos preocupando acarreamos más problemas y, lejos de solucionarlos,
nos hundimos en un gran dilema.
La mente es
el lugar donde más cansancio acumula el hombre, es donde moran nuestros
sentimientos; la depresión es el cansancio de la mente. Las preocupaciones
enferman la mente y esto puede llevar a enfermar también el cuerpo.
- Dolor de cabeza
No es raro
que estas personas padezcan dolor de cabeza, generalmente localizado sobre los
ojos. A nivel mental estas personas son poderosas y tienen una energía mental
desbordante, pero por desgracia, no saben cómo utilizarla o la usan de manera
incorrecta y agotadora.
El dolor de
cabeza tensional es el más común, por desgracia, aunque son personas que domina
más el lado intelectual, por cuanto usan la mente demasiado, la usan de manera
incorrecta y agotadora.
- Insomnio
El que te
preocupes de manera exagerada no sólo va a conducirte a nada bueno, sino que
además produce un gran malestar, interfiere en el trabajo y no te deja dormir.
Por
ejemplo, llegas a casa después de un día difícil, tuviste problemas en el
trabajo y, aunque parece que todo está solucionado, no eres capaz de olvidar lo
sucedido. Se te ocurren un montón de cosas que debías haber dicho en esa
reunión y no dijiste. La sensación de haber cometido algún error te pone
nervioso y tienes miedo de quedar mal ante tu jefe.
Repasas
mentalmente una y otra vez lo sucedido, cada palabra dicha, cada decisión
tomada. Encuentras errores, los analizas, recuerdas alguna frase concreta y te
preguntas “¿qué quiso decir realmente con
eso?”. Al final, el cansancio mental te vence y decides ver un rato la tele
y no pensar más en eso por el momento.
Pero llega
la hora de dormir y mientras estás en la cama empiezas de nuevo a darle vueltas
y vueltas al mismo tema, incansablemente. Se te ha quitado el sueño y te mueves
inquieto en la cama; tal vez en ese momento empieces a preocuparte también por
ese insomnio que hará que no estés despejado a la mañana siguiente. Deseas
dormir, olvidar, dejar de torturarte y hundirte en un sueño profundo, pero
parece imposible.
La persona
preocupada tiene un predominio del lado intelectual sobre el emocional; vive
más en su cabeza que en sus sentimientos. Analiza, piensa constantemente y en
su cabeza hay una continua lucha mental. “A
veces me dan ganas de golpearme la cabeza contra la pared para que pare esto”,
piensan algunos.
Es como si
todo lo que llegara a la mente de esas personas fuera importante y digno de ser
tenido en cuenta: cada idea, cada recuerdo o imagen que surge en su cabeza.
Nada se puede desechar; no son capaces de separar lo que verdaderamente importa
de lo que no importa tanto.
¿Dónde está
la cura? El cansancio físico lo podemos resolver durmiendo, pero la enfermedad
de la mente, el cansancio y la preocupación se ponen peor con el dormir, pues
nos despertamos más decaídos.
Motivos de preocupación
Buscamos una orientación consistente y nos sentimos
desorientados; la desorientación es tan profunda que nos alcanza a nosotros
mismos. La razón de esta desorientación es porque el mundo en el que vivimos
está dominado por un sinnúmero de problemas; para algunos el problema es cómo
ganarse la vida, en otros, la competencia económica.
El
estudiante se preocupa porque su carrera universitaria está llena de
exigencias. Tiene temor de que las puertas se le cierren porque hay muchos
profesionistas como él ya graduados y la situación es difícil para los
profesionistas jóvenes que andan a la caza de trabajitos.
Empleados
amargados en su trabajo, sin horizontes, haciéndolo por rutina, incapaces de
despertar entusiasmo y cuyo sueldo no les permite afrontar el problema de su
matrimonio.
Políticos
asqueados de su propio vocabulario de promesas huecas, que se dan cuenta que no
están afrontando los problemas reales, y ni siquiera saben cómo solucionarlos.
Soldados
que han peleado una guerra sin saber por qué y que no se han ganado el mundo
después de ella. Militares que lucen uniforme y limpian armamento que nunca han
de usar, preocupados por su porvenir y por el ascenso a un puesto mejor.
Solteros
que no saben cuando se podrán casar, y casados con mil problemas de la mente,
de dinero o de consciencia atormentada, que los hacen vivir una vida doble.
La excesiva
preocupación lleva a muchas personas a estar bastante más estresados que otros,
se llevan el trabajo a casa, se toman pocas vacaciones y siempre tienen que
estar ocupados en algo. Quedarse sin trabajo es un golpe tremendo para ellos,
aunque en seguida se ponen en marcha y no paran hasta encontrar uno nuevo.
Debemos
hacer todo lo posible por controlar nuestras respuestas cuando se presenta una
adversidad; reaccionar bien, en vez de reaccionar de inmediato. Debemos tomar esto como el
orden a seguir; se debe pensar creativamente para hacer uso pleno de todos los
recursos a nuestro alcance para enfrentar dicha adversidad.
Hay que
despejar la mente de las nubes viscerales que confunden y desorientan, esto es,
aquellas emociones que no controlamos y que nos confunden.
Se debe determinar lo más pronto posible, y con la mayor claridad,
qué parte del problema y de su solución verdaderamente le pertenece a uno, porque
no hay nada peor que ser el "dueño" de un problema que no es de uno o
para el cual uno no tiene posibilidad alguna de contribuir a su desaparición.
La actitud correcta para resolver los problemas y preocupaciones
Debes limitar el alcance del impacto
de una adversidad. Por ejemplo, cuando se te descompone el automóvil, no debe
causar una discusión tensa en la oficina o una disputa en tu matrimonio. Hay
que evitar al máximo que las adversidades en determinada esfera de la vida
contaminen a las demás esferas, como son la familia, el trabajo o los hijos.
También hay
que limitar la duración del daño que cause tal adversidad. Hay
personas a quienes la molestia porque el autobús no se detuvo y le urgía
tomarlo, les puede durar una semana, mientras que otras, a los cinco minutos
del incidente ya están pensando y haciendo algo distinto. Se debe limitar
al máximo, en la medida que la magnitud de la adversidad lo permita, la
permanencia en la memoria del incidente desagradable.
No es el estrés lo que enferma a una
persona, sino la postura con la que enfrenta una situación difícil y la manera
en que la combate; quien sostiene un control sobre su existencia tiene más
probabilidades de sentirse bien que aquel individuo que le permite a la vida
llevarlo de un lado a otro.
Un error común es pensar que las cosas
se van a solucionar sin nuestra intervención y lo cierto es que no hay que
quedarse paralizado, inactivo y atemorizado. Los miedos se resuelven cuando uno
los enfrenta.
Es importante que puedas contarle a
alguien ese problema que te preocupa, pero debe ser alguien de confianza, pues
acercarte a una persona equivocada te puede perjudicar. Es muy importante
hablar con la verdad para poder tener una evaluación de la situación.
Con miedo no podrás resolver el
problema, por ejemplo, tienes un dolor de pecho y crees que puede ser cáncer de
seno; con lamentaciones no lo arreglarás, tienes que acudir a un médico. Si en
tu matrimonio tuviste un problema, actúa y hagan un plan para resolver aquello
que aqueja a ambos. Cuando tienes un plan te sientes más en control y menos
vulnerable. Si tienes un hijo problemático, enfréntalo, habla con él y resuelve
el problema.
El psicólogo Edward Holloway dice que las preocupaciones son como cargar un peso
extra en la espalda, se refiere a la tensión del cuello, por eso es importante
que te liberes de esa preocupación, expresándote.
Si ves que no puedes controlar tus
preocupaciones a pesar del esfuerzo o si experimentas otros síntomas
relacionados, como falta de aire o sensación de desastre inevitable, acude con
tu médico de cabecera. Estas preocupaciones pueden ser síntomas de una
depresión.
Trata de evitar que las preocupaciones
te manejen y deterioren tu comportamiento, originando problemas físicos,
estrés, tensiones que pueden causar serios problemas de salud, así como de
comportamiento.
Preocúpate por manejar eficientemente
tus emociones, es importante darte cuenta de la manera en que estás actuando al
perder tu equilibrio emocional; entonces podrás o no ser víctima de tus
preocupaciones.
Cuidemos nuestra mente y pensamientos
Pero
¿qué pasa si tú, a pesar de haber recibido resultados más que satisfactorios
acudiendo al médico y haciendo todo lo posible para cuidarte, no te sientes del
todo bien? ¿Cuál es la razón? Podrías estar descuidando las necesidades de uno
de los componentes más importantes de tu salud: tu mente.
¿Trabaja tu mente más rápido que tú?
¿Eres una persona presa de tus actitudes negativas? Tal vez tu mente esté
abrumada con la cantidad de tareas no necesariamente divertidas que se acumulan
diariamente y no te dejan hacer una pausa para relajarte, jugar, descansar,
dedicarte a un hobby, leer, etc.
Presta atención a tus pensamientos, ¿cuál
es el tono general de lo que piensas, negativo o positivo? Una actitud
optimista mejora la salud general. El doctor Edmund J. Bourne -autor de “The
Anxiety and Phobia Workbook”- afirma que para disfrutar de un bienestar
completo todos necesitamos hallar “un significado, un propósito y una
espiritualidad”.
Usted
seguramente reconoce su deseo de amar y ser amado, ésta es la base de su
necesidad espiritual más grande. También necesitas sentirte seguro, protegido,
esperanzado y confiado; estas necesidades inspiran a muchos a buscar a un ‘ser
supremo’.
Cuando estemos
preocupados no olvidemos que es porque estamos vivos, no se trata de posponer
las responsabilidades, sino de tratar de ejecutarlas de la mejor manera. Es
evidente que nuestra cultura le da más importancia a la preocupación que a la
ocupación.
La ocupación aleja la
preocupación. Mantente siempre ocupado para que así se logre expulsar lejos a
la preocupación; la actividad es un medio excelente para combatir la enfermedad
del espíritu. Es importante que no te disgustes por pequeñeces, no permitas que
las insignificancias derriben ese gran roble que es tu personalidad.
Si algo ya sucedió y no puede
cambiarse, puedes decir: “así es, o así fue y no puede ser de otro modo”.
¿Para qué llorar por la leche derramada? ¿Para qué estar dándote vueltas si esa
situación ya pasó? Más bien, debes tomar la responsabilidad de lo sucedido.
Date a ti mismo periodos cada vez más cortos de tiempo de preocupación,
dejarlos para más tarde. Si estás trabajando y empiezas a preocuparte por algo,
posterga tu preocupación para dentro de un rato. Esto depende de la severidad
del problema y de lo insistentes y frecuentes que sean los pensamientos
obsesivos; si has decidido dejarlo para 5 minutos después, trata de posponerlo
de nuevo cuando hayan pasado esos 5 minutos y así sucesivamente.
¡Venciendo los problemas con esfuerzo y voluntad!
Uno de los grandes defectos de
nuestro mundo es la debilidad de voluntad, las personas parecen estar vacunadas
e inmunizadas contra todo tipo de esfuerzos. El placer, la comodidad, los
caprichos, la superficialidad y el desorden son la ley. Todo parece hacernos
ver que la fortaleza de la voluntad cada día es más escasa.
Voluntad es decisión, te
lleva a acciones y resoluciones; sin embargo, todo parece indicar que la
fortaleza de la voluntad es cada vez más escasa. Por ejemplo, cuando hay un
problema familiar, lo más fácil es destruir el matrimonio; el divorcio se
presenta como una salida muy práctica y muy atractiva. Los niños y los jóvenes
huyen de cualquier esfuerzo. El placer sexual ahora es lo más importante para
muchos.
¿Por qué tanta debilidad?
¿Por qué tanto miedo al esfuerzo? ¿Por qué tantas preocupaciones y dificultades
que las personas no saben cómo enfrentar?
Una persona que es fuerte
ante las adversidades es aquella que, en situaciones que pueden atentar contra
ella, resiste las influencias perjudiciales, soporta todas las molestias que
enfrenta y se entrega con valentía para vencer las dificultades.
La virtud de la fortaleza
hace la voluntad inflexible ante las dificultades, las tentaciones, los
desánimos y los problemas, grandes o pequeños, de la vida o de todos los días;
te conviertes en un valiente para enfrentarlos.
Fuente:
Esperanza
para la Familia, A.C.
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