Hoy en
día son pocos los padres reconocen la gran responsabilidad que tienen en la
formación del carácter o personalidad de sus hijos.
Aunque es
verdad que los niños pueden tener tendencias a conductas inapropiadas, lo
cierto es que los padres tienen la gran tarea de instruir, corregir, proteger y
dirigir a sus hijos para enseñarles a vencer sus debilidades y hacer de
ellos
personas de carácter y emociones estables.
Respondamos
a las necesidades de nuestros niños.
¿CÓMO SE
FORMA LA PERSONALIDAD DE LOS
NIÑOS?
Hagámonos
esta pregunta: ¿Cómo se forma la personalidad de los niños? Es decir, ¿cuáles
son los eventos que influyen para que un niño se comporte de una manera u otra?
¿Existen
influencias o acontecimientos que puedan moldear esta personalidad?
Por mucho
tiempo se ha creído que la personalidad, única y exclusivamente es un producto
de la herencia, esto es, de los genes; de tal manera que existen refranes que
hoy en día son famosos, como el de: “De tal palo, tal astilla”, o sea, que “si así
era el papá, así es el hijo porque eso lo tienen en los genes” o“Hijo de tigre,
pintito”: “si así era el padre, así va a ser el hijo porque es una cuestión genética”.
LA FALTA
DE INSTRUCCIÓN.
Es muy
frecuente escuchar: “Mi hijo es muy enojón”, “mi hijo es muy rebelde”
, como si
fuera una particularidad del hijo, y que en este comportamiento los padres
fueran incapaces de influenciarlo o corregirlo. Sin embargo, es la falta de
instrucción del padre sobre el hijo lo que puede tener estas consecuencias.
Lo
primero que debemos saber es que todos los niños nacen con ciertas tendencias
emocionales, es decir, hay niños que pueden tener una tendencia al enojo, otros
pueden tener una tendencia a la rebeldía; pero estas tendencias se pueden corregir
con instrucción adecuada.
Sin
embargo, cuando la tendencia no se corrige a tiempo por la falta de esta instrucción,
la tendencia se convierte en un Hábito y cuando el hábito se repite y se repite
y se vuelve a repetir, después es casi imposible quitarlo.
“Mi niño
es muy enojón”.
No; lo
cierto es que nunca lo corrigieron, nunca lo instruyeron, entonces el niño va a
seguir repitiendo el patrón que ya se ha habituado en él.
Usted
como padre puede decir:
“es que
así es él”
.
Nosotros
decimos:
¡no!
Hay que
instruirlo.
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"Lo que se le dé a los niños, darán a la sociedad" . Karl A. Menninger
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